Feminista, transgresora, figurativamente fantasiosa, así es la obra de Karen Lamassonne (Nueva York, 1954) artista imprescindible para entender el imaginario artístico colombiano de finales del siglo XX. “Sensual, metiche, colorida”, palabras de la artista refiriéndose a la sociedad caleña podrían definir su propia obra, sociedad de la que fue eslabón artístico fundacional en los 70 y 80. Su cercanía con el Grupo de Cali trascendió a una influencia cardinal para este colectivo de cineastas que marcaron la historia del cine colombiano y que devinieron tempranamente en culto nacional e internacional. Luis Ospina, Carlos Mayolo, Óscar Campo, Patricia Restrepo, Camila Loboguerrero —y hasta Werner Herzog— son cineastas con películas en las que Karen Lamassonne se involucró en distintas áreas como el montaje, la actuación, la producción, la dirección de arte y la asistencia de dirección. Este importante grupo de cineastas locales recibieron de Lamassonne, además, aportes invaluables: visión, referencias e inspiración.
Pionera indiscutible del video-arte en Colombia, sus primeras incursiones en esta disciplina abrieron senda por los terrenos de la experimentación y cimbraron los modelos de producción que seguían las rutas del cine realizado en fílmico de 35mm y 16mm. De ello dan cuenta los trabajos de cortometraje Secretos delicados (1982) y Ruido (1984), donde las temáticas predilectas de Lamassonne ligadas al espectro íntimo y a la mirada y corporalidad femeninas, son explotadas desde un personal ejercicio del autorretrato y la exploración del movimiento cinematográfico. Además del cine y el video-arte, el trabajo de Lamassonne en los campos de la pintura, el dibujo y la fotografía alimenta un impulso creativo con ramificaciones al presente que se manifiestan a través de una estimulante producción que abarca el video, la pintura, el dibujo y el collage.