La dupla de hermanos compuesta por Joel e Ethan Coen, a través de toda su filmografía y como fieles herederos de la gran industria de Hollywood, se ha apropiado de estos géneros, pero en lugar de proponer las mismas historias y personajes, le han dado la vuelta y los han repensado de tal forma que lo que se podría entender como comedia, cine negro, musical, cine autorreferencial, western o dramas psicológicos, se transforma bajo la mirada de estos hermanos para proponer una nueva aproximación y desestabilizar las supuestas “fórmulas” que cargan estos estilos y así hacerlos propios, originales y sobre todo provocadores para la audiencia.
La mirada de los Coen sobre dramas profundamente humanos, filosóficos y revestidos de un cuidado estilismo, una puesta en escena y manejo de cámara de precisión ha iluminado historias que hoy en día siguen resonando en la imaginación de cinéfilos que han encontrado en sus películas, apuestas estilísticas con personajes complejos, contradictorios y por consiguiente, puramente humanos. Historias que van desde las crisis creativas y la autodestrucción, el peso de las malas decisiones, la resistencia ante un mundo hostil, encontrarle sentido a lo absurdo de la vida y la reimaginación de un relato homérico adaptado a la idiosincrasia de la sociedad sureña norteamericana.