En esta pintura Arango presenta un cementerio en el que se exhiben tumbas con sus respectivas cruces, así como una cantidad de gallinazos sobre ellas y en mayor número sobre la tapia que bordea el camposanto. Estas aves carroñeras, de gran valor simbólico, dan claridad al sentido original de la relación entre el título de la obra y la puesta en escena: en aquella época existían las guerrillas liberales que fueron apodadas como lo
“chusmeros”, así como también estaban los temidos “pájaros” y los “chulavitas” -de origen estatal o principalmente conservador-. El término chusma está relacionado con las guerrillas y la predominancia del color azul, que identifica al partido conservador, narra los sucesos trágicos desencadenados por la furia conservadora sobre los liberales.
En el centro de la imagen hay una figura monstruosa que arrastra un cráneo, posiblemente de un cadáver reciente ya que los ojos todavía se encuentran en sus cavidades. Al suplemento verbal aportado por la artista en el título se añade: “y/o mi cabeza”, pues Arango fue silenciada y excluida de la escena artística del país en ese entonces.
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