Históricamente la mujer en el país tuvo que sobrellevar roles (consorte, madre, trabajadora y otras labores) que estaban lejos del dominio sociopolítico detentado por los hombres; también, y desde la Conquista, las mujeres en su mayoría quedaban excluidas del sistema educativo marcado por un orden social consolidado por el patriarcado. Fue a partir de 1930 que diversas mujeres iniciaron un movimiento enfocado a ganar derechos políticos y civiles. Esta obra, que conmemora la ley de 1954 que otorga a las mujeres el derecho al voto, fue irreverente para la época, así como lo fue todo el corpus artístico de Arango en relación con las mujeres, pues las hizo visibles: sus trabajos fueron hito para exponer sus derechos y mediante ellos exploró, desde un examen crítico, los que hasta entonces solo habían sido terrenos de lo masculino.
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